El mundo del boxeo está lleno de historias que trazan la misma curva: ascenso, gloria y tragedia. Aquí reunimos dos casos que terminaron fatalmente sobre un vehículo.
El domingo 8 de enero de 1995, Carlos Monzón, campeón mundial de los Medianos, regresaba a la cárcel de Las Flores -donde gozaba del régimen de salidas por el fin de semana luego de cumplir la mitad de su condena por homicidio- cuando su Renault 19 salió despedido de la calzada a alta velocidad para terminar destrozado a un costado del camino, marcando el final de su vida y de uno de sus acompañantes.
En el caso del mexicano Sal Sanchez, Campeón Mundial de peso Pluma, la tragedia llegó a los 23 años cuando embistió un camión en la ruta recibiendo una herida mortal en el cráneo. El 928 de Sanchez era mucho más glamoroso que el R19 de Monzón, se trataba de un GT con un grueso V8 (el primero montado de serie en un Porsche) que se convirtió en el único deportivo elegido como Auto del Año de Europa (1978).